domingo, 7 de febrero de 2010

Tender puentes


Este es un extracto de un post publicado por Diego F. en su blog Mundo Perverso


(...)¿Y quién puede arrogarse la verdad revelada? ¿Quién dice qué sapo hay que tragarse y qué está en juego en cada situación? Mal que le pese a muchos verticalistas estos límites son internos de cada persona. Nadie puede imponerle a los demás su visión de la realidad. En algunos casos coincidiremos y en otros no, pero si el criterio de una persona es válido y respetable para algunos temas hay que bancarse que también lo sea para los temas en los que no estamos de acuerdo.

Yendo al grano: el tema de la ilegitimidad de una parte de la deuda externa y la necesidad de una auditoría en el Congreso es una convicción íntima a la que llegué después de investigar mucho y escuchar a muchas personas. Desde textos académicos de mi carrera hasta documentales pasando por diversos informes, artículos y opiniones de personas más que respetables todo fue ratificando y profundizando mi convicción. Y así lo expresé a lo largo de estos años que lleva el blog y lo pueden comprobar simplemente recorriendo el archivo. No es que ahora cambié mi posición para oponerme porque tuve una mala noche. ¿Quién se puede arrogar la potestad de la única interpretación de lo posible? ¿Quién define qué es lo posible y qué es lo utópico?

Y me molesta mucho la intolerancia de muchos compañeros. Me parece que hay demasiado poca tolerancia al disenso y que en sus mentes el mundo es binario y no hay matices. Ser independiente para algunos es un disvalor. Estás de un lado o del otro y no importa lo que creas desde siempre: tenés que dejar atrás tus convicciones y alinearte con nosotros porque somos los que sabemos. Ustedes son unos idealistas, puristas, infantiles, inmaduros políticamente, y nosotros somos la voz de la experiencia y sabemos perfectamente qué se puede hacer y qué no.

En muchos casos pasa por una cuestión de alineamiento acrítico con el oficialismo, un cheque en blanco. En otros pasa porque la vida los llevó a tener otras creencias, la creencia de que no hay nada que se pueda hacer y que hay que aceptar lo dado con resignación. Determinismo histórico puro. Somos colonia, qué le vamos a hacer. Hay que aceptar las cosas como vienen dadas porque somos impotentes de cambiaras. ¿Qué habría sido de la historia de la humanidad si todos pensáramos así? Probablemente seguiríamos bajo la teocracia medieval. El primer paso para que las cosas se puedan cambiar es sí o sí que las personas crean que las cosas se pueden cambiar. Sin esta creencia elemental estamos condenados a que nada cambie (recomiendo la discusión con MSC al respecto en los comentarios de este post). Como apuntó una amiga de la casa citando a Serrat "sin utopías la vida es un ensayo de la muerte".

Y me duele que gente que aprecio mucho, por no coincidir con la posibilidad empírica de hacer algo respecto a la deuda ilegítima, crea que los que sí creemos que se puede hacer algo decimos lo que decimos sólo para tranquilizar nuestras conciencias y que no nos cuesta nada decir una cosa o la otra. Y más aún que sigan insistiendo con la falacia del grupo "A" y grupo "B" y nos metan en la misma bolsa que la derecha. Porque con el mismo criterio de tomar un caso puntual y generalizar desde ahí, podemos sin dudas afirmar que el oficialismo en este tema forma la vanguardia del supuesto grupo A, coincidiendo firmemente con la derecha neoliberal y el establishment en que ya no se puede hacer nada con la deuda porque es tarde (a pesar de los amplios argumentos legales y antecedentes históricos que indican lo contrario) y que hay que pagar sin chistar. ¿Será que la derecha neoliberal y el oficialismo son los maduros realistas? (en los 90s nos decían que eran los eficientes y que el único camino al progreso era el propuesto por el menemismo).

Por supuesto que no creo que el oficialismo sea grupo "A", sólo trato de explicar que con el criterio que muchos oficialistas usan para impugnar toda idea con la que no se esté de acuerdo llegamos a conclusiones de ese tipo. Está perfecto que si realmente creen que no se puede hacer nada a esta altura (insisto: a pesar de los argumentos jurídicos y antecedentes históricos incluso recientes que dicen lo contrario) militen por el pago de la deuda sin chistar y por la impunidad de los responsables. No hay problema, en serio lo digo y sin chicanear; pero no pueden desmerecer a los que creemos que otro mundo es posible, que las cosas se pueden hacer de otra manera. Sin embargo estoy absolutamente convencido de que estas mismas personas serían la punta de lanza si mañana el gobierno anunciara que auditará la deuda externa en el Congreso. Y ahí todos buscarán argumentos y lucharán por convencer a los demás de que lo que dirán la derecha y los medios de comunicación acerca de los cucos que vendrían si auditaramos la deuda es una gran falacia, tal y como lo fue cuando Kirchner anunció una quita importante de una fracción de la deuda. Y el mundo siguió y los marines no vinieron y no nos caimos del mundo.

Evidentemente el criterio con el cual algunos miden lo posible es lo que desde las altas esferas del gobierno les dicen que es posible. Y me parece muy bien que tengan tanta confianza en sus lideres y que tomen por cierto que los límites son los que dicen que son; pero tienen que aceptar que algunos otros creemos que se puede actuar diferente y que los límites son otros. Y por supuesto, tienen que aprender a aceptar que eso no nos convierte en enemigos porque eso sería dinamitar todos los puentes que podemos cruzar en los momentos difíciles.

Personalmente me duele que haya tantos compañeros que creen que hay que resignarse y bancarsela porque ya es tarde. Me duele porque muchos de ellos tienen la capacidad y el conocimiento suficiente como para investigar los argumentos legales y antecedentes que demuestran que no es una infantilidad como sugirió Cristina al afirmar que ya no hay deuda ilegítima. Y no se trata como plantearon por allí de que nos den la razón en que la deuda es ilegítima, sería como esperar que nos den la razón en que la tierra es redonda y no cuadrada. Lo que por lo menos yo pretendo es respeto por las convicciones. ¿Qué habría sido sin convicciones de los juicios a los genocidas que se están dando? ¿Qué habría pasado si las madres de plaza de Mayo creyeran como ustedes que ya fue, es tarde para reclamos? ¿Y con la ley de medios? ¿De qué ley de medios estaríamos debatiendo si no fuera posible hacer nada al respecto, como decían antes del 2008 ante los reclamos históricos por una nueva ley de radiodifusión?

Y en este tema, el de la deuda, es importante entender que no se trata de un tema económico-técnico separado de lo que fue el genocidio militar de los 70's. Mil veces hemos expresado y fundamentado -incluso junto a algunos de los que hoy abogan por pagar todo sin chistar- que el objeto principal de las dictaduras neoliberales sudamericanas no fue combatir a ninguna guerrilla sino instaurar al costo que sea un modelo socioeconómico que se chupa los recursos soberanos al costo de miseria y hambre. Que los milicos de todo el continente (con complicidad de los civiles cipayos y mercenarios locales) contrajeron con los mismos tipos deudas impagables y fraudulentas para mantenernos en estado de colonia, ¿se le escapa a alguien?. Se chuparon mucha gente, y cometieron las peores atrocidades que el humano puede cometer para lograr esto. Como dijo el ex presidente estadounidense John Adams: "Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación, una es con la espada, la otra es con la deuda"

La necesidad de la auditoría de la deuda externa es parte del mismo espíritu que viene luchando para esclarecer los crímenes cometidos por la dictadura para instalar este modelo colonial y para desarmar el andamiaje que Videla creó y legó a los herederos del proceso. Es necesaria porque en Argentina hay que saldar el pasado que todavía es presente. Porque no sólo mataron y torturaron a tanta gente para esto, esta deuda se pagó con el hambre del pueblo en democracia y al costo de muertes evitables que son imposibles de contar porque son muertes indirectas.

Y en serio lo digo, respeto a los que piensan que no hay que mirar atrás porque sé que una parte de ellos piensan que es el mejor camino posible. Y tienen tanto derecho a creer eso como nosotros a creer que es posible cambiar y desarmar el andamiaje creado por la dictadura y profundizado por la rata, Cavallo, de la Rúa y demás secuaces de los intereses foráneos. Pero lo que pido es que también respeten a los que buscamos hacer las cosas de otra manera. No nos traten como si fueramos estúpidos que no entendemos nada. No somos infantiles, no somos delirantes, y nuestras convicciones valen tanto como las suyas. Que se paren en una postura de superioridad a decirnos que el único camino posible es el pragmatismo ortodoxo huele demasiado al fin de la historia de Fukuyama.

Por último, ponernos en la bolsa junto a los antipatria, a los bolsiqueros de esta tierra, a los entreguistas, a los clarinistas, a los fascistas es un despropósito por donde se lo mire. Ustedes saben bien que no es así por más consignas que lancen y por más que se la pasen repitiendo que el oficialismo son los buenos y el resto del mundo los malos no es así. Por mi parte seguiré apoyando todos los avances de este gobierno, que no fueron pocos, y sería un buen gesto que en lugar de acusarme de traidor, de venderme a Clarín o de ser un lilito tengan memoria y recuerden que en los momentos más difíciles estuvimos codo a codo peleándola sin mezquindades. No hay que dinamitar los puentes, a pesar de los disensos con los que ustedes se empecinan en llamar grupo "A" (como si no hubiera mucho "grupo A" en sus propias filas) desde ese progresismo del grupo A se apoyaron medidas muy importantes del gobierno y en los años que se vienen van a necesitar ese y otros apoyos para poder seguir transformando el país. Cerrarse y ponerse a la defensiva atacando a todo el que no piensa exactamente como ustedes no sirve de nada a ninguna construcción. Por supuesto, hay falencias dentro de este progresismo y muchas veces hay declaraciones desafortunadas y en tonos que no contribuyen para nada a la unidad. Pero no se le puede pedir la perfección más que al fakir, nadie dijo nunca que es perfecto y el tema está en reconocer o no los errores y modificar las actitudes. Pero la confrontación sólo tiende a polarizar y los actores se retrotraen a la defensiva y al sentirse amenazados se endurecen las posiciones.

Los años que se vienen tienen que ser años de tender puentes, de sumar. No hay proyecto de país posible sin la unidad de fuerzas y hay que pedirle a nuestros dirigentes que hagan todo lo posible por acercarnos si queremos salir para adelante. No dejemos que los puntos de desacuerdo sean los que predominen: trabajemos en conjunto cada quien desde su identidad por por lo menos el denominador común.

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