miércoles, 15 de septiembre de 2010

Tambien decimos Clemente Arona




Cuando decimos Jorge Julio López



Cuando decimos que ya han pasado cuatro años de la segunda desaparición de Jorge Julio López, también debemos decir que hemos retrocedido varios años, porque Jorge Julio López es un desaparecido de la llamada democracia y es parte de la verdadera dimensión de su impunidad.



Cuando decimos que ya han pasado cuatro años de la segunda desaparición de Jorge Julio López, también debemos decir que su segunda desaparición fue posible porque el aparato de terror de la dictadura no fue desarticulado, porque aún quedan la mayoría de los responsables en libertad junto con jueces, fiscales, empresarios, dirigentes políticos y religiosos.



Cuando decimos que ya han pasado cuatro años de la segunda desaparición de Jorge Julio López, también debemos decir que este año, en plena vigencia del exitoso modelo que encubre y olvida, fue asesinada en Rafaela la compañera Silvia Suppo, que al igual que Julio López fue secuestrada y torturada por la dictadura y siendo la principal testigo en la causa contra el ex juez Víctor Brusa, encontró la muerte. Otros testigos de los juicios contra los genocidas siguen padeciendo amenazas.



Cuando decimos que ya han pasado cuatro años de la segunda desaparición de Jorge Julio López, también debemos decir que este modelo acumula sus víctimas cotidianas y las ordena estadísticamente para conocer los pormenores de lo que nunca va a solucionar. Cárceles, villas, analfabetismo, desnutrición, drogadicción, gatillo fácil, desamparo, desempleo, desarraigo, ecocidio, son expresiones de los derechos humanos vulnerados diariamente.



Cuatro años sin Jorge Julio López son cuatro años de impunidad a pesar del discurso oficial y de la manipulación de banderas muy caras al campo popular.

Ofrecer un aumento en la recompensa a cambio de información, como hizo el gobernador de Buenos Aires a escasos días del cuarto aniversario de la segunda desaparición de Jorge Julio López es un acto incalificable que pone de manifiesto que el accionar del poder político y judicial roza la complicidad con los responsables intelectuales y materiales del secuestro.



Cuando decimos Jorge Julio López, decimos también Silvia Suppo y todos los testigos de los juicios contra los genocidas. Decimos Darío Santillán, Maximiliano Kosteki. Decimos Pocho Leprati, Carlos Fuentealba, Luciano Arruga. Decimos solidaridad y lucha.

Cuando decimos Jorge Julio López, tambien decimos Clemente Arona

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Zizek